sábado, 14 de mayo de 2016

Pitonisa

Una mañana de noviembre cuando el sol comenzaba a asomar  por el horizonte una pitonisa vio por primera

vez la luz del mundo, el médico - Dr. Osnovikoff- le dijo a su madre que ella iba a ser muy especial, ya que nació con los ojos abiertos observando todo con curiosidad. Ella sabrá del futuro antes que suceda, le dijo.


La vistieron con un traje celeste y abrieron sus orejas con unos aros de perlas cultivadas pequeñas, como ella. Casi no tenía cabello y su piel blanca deslumbraba desde la camita de neonatología del Hospital Base de Puerto Montt.
Su padre, médico también y brujo -según los chilotes- dijo que ella volaría con su imaginación, que sería una artista de las palabras, por eso le puso el nombre de Gabriela, como la poeta chilena Gabriela Mistral.
Su madre descendiente de chilotes y suizos, le puso como segundo nombre Victoria, en homenaje a los primeros colonos suizos -y su bis abuela paterna Lina Bütikoffer- que llegó junto a su familia a este pueblo de la Región de la Araucanía a hacer de él su patria.

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