Publicado el 15/06/2008
En uno de tantos controles médicos que nos hicieron en la infancia, el pediatra descubrió que teníamos
problemas en los pies, por lo que papá nos llevó a Osorno para ver un especialista que diagnosticó a mi hermano pie plano y a mí algo similar. Para ello, Ber debía usar plantillas y hacer ejercicio haciendo rodar una pelota de tenis bajo sus pies, mientras que yo debía saltar al lazo, en puntas de pies.
problemas en los pies, por lo que papá nos llevó a Osorno para ver un especialista que diagnosticó a mi hermano pie plano y a mí algo similar. Para ello, Ber debía usar plantillas y hacer ejercicio haciendo rodar una pelota de tenis bajo sus pies, mientras que yo debía saltar al lazo, en puntas de pies.
No sé si pensó que iba a ser un remedio más rápido que los sugeridos por su colega de Osorno, o quería simplemente utilizar maneras más conocidas para él que se crió en Achao (Chiloé) a la orillas de la playa.
Recuerdo que caminábamos por Pelluco con marea baja, tomados de la mano de mi padre, yo a su derecha y mi hermano de la izquierda.
Papá nos sujetaba con fuerza para que no cayéramos, mientras avanzaba sobre las piedras con seguridad en sus botas. Nosotros con temor a caer, tratábamos de pisar en las piedras, muchas de ellas resbalosas.
Anoche, de camino al velorio de un querido amigo de mi padre, tuvimos que caminar hasta el auto por un espacio ripiado muy extenso, lleno de pozas de agua y grandes piedras. Mi padre que hoy tiene 91 años se aferró de mi brazo derecho y me pidió que lo ayudara que temía caer caminando sobre las piedras resbalosas, muchas de las cuales ya no veía.
Qué increíble es nuestra vida -pensé- y lo sujeté con fuerza para que no cayera, evitando que se mojara.
Un amosoro saludo a mi padre Bernardo Quintana Mansilla en su día. Te quiero mucho aunque no sea como tú esperas.
Gaby
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