domingo, 15 de mayo de 2016

Ácaros!!!


Hoy mientras abría la ventana, una araña bajó lenta y ondulante desde el marco. Moviéndose como en un diaporama. Ella iba bajando lenta, suave hacia mi hombro.
No podía moverme, no, no podía, porque la ventana que abrí era la de mi auto, del lado del conductor, donde iba manejando, sola.
Zigzagueando para acá, y para allá, miré la arácnida color café casi ya en mi pullover. Entonces más autos venían y debí retornar mi vista al camino para no chocar en la doble vía.
Qué hacer. Mi cerebro corría a mil por hora pensando, buscando una berma que en el camino a Pelluco no existía.
Sobrevivencia, qué más hacer o ella o yo, o muerte o muerte. Solté mi mano derecha del manubrio, la agarré en el aire casi frente a una camioneta, la apreté hasta ahogarla, esperando que de paso no me picara. Qué más, o ella o yo.
Quién ha manejado con una araña parada en el hombro, como un loro de pirata mirando desde el asiento por el parabrisas hacia el seno del Reloncaví?
Yo no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario