domingo, 15 de mayo de 2016

Camisetas Reductoras. ¡Cuidado!


¿Alguna de ustedes no ha probado esas hermosas camisetas reductoras? Esas que vienen ahora de tantos colores y que prometen esconder o reducir una talla completa nuestra silueta en la zona más complicada, la guatita cintura, y además nos alisa los rollitos (chaparreras, michelines, grasitas, gorduras, etc.).
Yo sí, las usé, las probé, me gustaron y me quedé pegada usándolas por más de un año. Qué maravilla eso de que la silueta se te vea perfecta y lisa con ese vestido, y que el rollito pasa a ocupar algún lugar desconocido que no se ve, es un sueño hecho realidad.
Aún me acuerdo la primera vez que la usé que una colega me dijo... "¡oye, parece que te sacaron la guata con una cuchara!" Qué palabras más mágicas.
Cuando comencé a usarlas era flaca, y tenía rollitos en la cintura como todo el mundo, algunos culpa de los pantalones a la cadera, otros por no ir cotidianamente al gimnasio.
Me compré de todos colores y modelos, con mangas, sin mangas, estilo top, estilo camiseta, etc. para usarlas con cualquier prenda, y para usarlas también como poleras de verano y verme maravillos, lisa y perfecta como nunca antes. ¿Los precios? Caros, pero varían según los modelos, diseños y marcas.
Lo único de malo en esa época, era que al reducirme la cintura, también me aplastaban los senos, ya que pese a ser el tejido más suelto arriba, nunca era demasiado suelto para tallas C.
Hoy hablábamos con mi madre, ella con varios años y rollitos más que yo, de que estas camisetas han sido mi perdición, y serán las de muchas mujeres que recién las comienzan a usar, o todavía están esclavizadas a estas camisetas. También nos dimos cuenta que es un tema del que mucho no se habla aún, que en internet cuesta encontrar algo, y que aún no se analiza o no se quiere decir públicamente cómo quedaron esas mujeres que han usado varios años estos reductores bastante firmes que hacen maravillas.
Por mi parte al comienzo, mi figura era perfecta con estas camisetas, eran todo lo que necesitaba para verme regia y perfecta. Entonces, no las abandoné más, las usé mañana tarde y noche. ¿Quién quisiera dejar algo que te hacer ver bien, y que cuando te sientas se te ve el estómago plano?
Pero, sin hacer ejercicio ni ir al gimnasio y llevar una vida sedentaria, no sabía, ni imaginaba que tarde o temprano este lujo me saldría caro. Comenzó a pasarme algo que nunca imaginé: lo poco y nada de músculos abdominales que tenía desaparecieron, y lo peor es que junto con su partida llegó para no irse la celulitis, la piel suelta como de naranja, y un un michelín o rollo de grasa desconocido e inerperado sobre lo que debería ser mis abdominales superiores.
Es triste describir cómo una va quedando. Pero tengo claro que no son los antojos ni los años, sino que el apretarme la zona del abdomen de más cuando no era necesario, y a diario, hasta los domingos.
Mi doctora y mi personal trainer dicen que se me atrofiaron por un buen rato mis músculos abdominales y oblícuos, ya que una falsa musculatura  elástica cubría desde afuera toda aquella zona donde nunca antes me había sentido tan perfecta.
Y ahora me siento... cómo decirlo, gorda y con dos rollos en vez de uno, como una espcie de globo a medio inflar.
Este verano recién pasado, en enero, decidí terminar de una vez con la adicción insana de las camisetas reductoras, los 6 meses de gimnasio sin dejar de usar mis camisetas, no fueron capaces de reponer así como así mi imagen física de figura de cera derretida.
Hoy busqué por internet por mucho rato, efectos secundarios y daños del uso de la lencería reductora, modeladora levantadora o como se llame, y me encontré con casi pura publicidad, que me instó a volver a los viejos tiempos. Con modelos más sexy que antes, más variados, mostrando las posibilidades de rearmar mi desparramo y verme nuevamente con medidas armoniosas y perfectas, com precios promocionales, y alternativas de pago por internet.
Colegas mujeres piensen, analicen, y decidan por sus cuerpos. Disimular algunas de nuestras imperfecciones nos puede costar más caro a largo plazo, como por ejemplo, tener que hacer más ejercicio más horas, y ser más exigente que antes a la hora de quemar calorías en el gimnasio, mucha trotadora, bicicleta y elíptica, y nada de maquinitas para muscular.
Aún no se muestra ni se publica más en detalle lo que sucede al usar todos los días modeladores, de cómo nos va afectando, dañando o atrofiando el cuerpo, no esperen que eso suceda para no usarlos todos los días, déjenlos para ocasiones especiales, fiestas y reuniones a lo lejos.
Menos mal que sólo fue la "guata" y no me apreté los brazos y piernas, sino quizás cómo estaría ahora, mucho más suelta y fofa, sin ser gorda. Flaca y suelta, desporporcionada. Ya no lsoy la talla que fui, la cintura aún es un descalabro, y todo ello en un año.
Los médicos dicen que las fajas hay que usarlas por prescripción médica, para temas puntuales como luego de una liposucción, para que la piel se adhiera nuevamente, pero es tan poco lo que se advierte.

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